Ayer fue el DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO.
No puedo evitar que se me pongan los pelos de punta, se me empañen los ojos y se me acelere el corazón al pensar en ello.
Y siento herir sensibilidades si me refiero sólo a la violencia del hombre hacia la mujer.
Me estremece pensar en las mujeres maltratadas que le entran a mi hermana por la puerta de urgencias del hospital. Desde un punto de vista humanista intento comprender a las personas, entender el porqué de un comportamiento.
Pienso en el maltratrador. Para un psicópata no encuentro excusa. Punto.
¿El psicópata nace o se hace? El psicópata simplemente lo es. Considerar a su pareja como una propiedad quasi material. Utilizar a su pareja como medio para demostrar su hombría (¿hombría?). Humillar, despreciar y hundir al otro para preponderar sobre él. Orgullo que intenta esconder una infinita inseguridad.
La única pena que me da es que no haya podido aprender absolutamente de nadie a lo largo de su vida, cosa alguna sobre la palabra "respeto".
Pienso en la mujer maltratada. Unos dicen "la culpable es ella por tolerarlo". Espera, que ahora sí que me cabreo. Esa mujer es víctima no sólo de su maltratador, sino también de una educación que le ha enseñado que ha de hacerlo todo por su pareja, "la mujer ha de aguantarlo todo" (como le decía aquél cura a una conocida durante su curso de preparación prematrimonial); esa mujer está atrapada en una telaraña de engaños y manipulaciones de la que ella sola no es capaz de salir. ¿Acaso es culpable de verse vulnerable y encontrarse sola?
Mis deseos:
- que las personas maltratadas encuentren un entorno reconfortante donde hablar de su maltrato y en él encuentren la ayuda que necesitan para romper con esa situación.
- que la educación llegue a ser igualitaria, sin distinción de sexo, raza, edad...
- que la violencia deje de utilizarse como herramienta de (in-)comunicación.
- que los orgullos no sirvan más que para darnos cuenta de que somos humanamente frágiles, mordernos la lengua e intentar mejorar a partir de nuestras debilidades.
- que el RESPETO pase a ser el pan nuestro de cada día.
Por los siglos de los siglos. Amén.