El tímido de pelo naranja había perdido el color. Su discurso resultó el más sensato que nunca haya manado de boca de un macho. Comparó el potencial de las chicas con el de ellos, su ingenio y su valor y dejó constatado de manera casi científica que acabarían con ellos. Sin embargo, era necesario hacerlo o aquello iba a convertirse en toda una orgía. La patrulla sacó las esposas mientras Asgolfa preparaba la tocinera. Las amigas, que al verlo se pusieron muy contentas, de repente cambiaron de opinión, se volvieron más avariciosas y exigieron condiciones. Fue de nuevo Sobella Chichilá, en un cruel alarde de poder.
- De aquí no nos vamos sin un tacto rectal.
- Bueno, ya está bien. Lo que tenga que ser será, lo negociamos de camino a la comisaría, no le digo que no –aunque parezca mentira, esta era la voz del supremo.
Entraron en la tocinera llenas de emoción y júbilo. El de la media sonrisa se sentó al lado de Rufina Chuminol, feliz también de acompañar a una chavala de tan buen ver. Antes de llegar a la comisaría ya se habían intercambiado los teléfonos y rozado con sutileza. Fue el comienzo de una gran historia de amor que generaría expectativas y apuestas entre el resto de los presentes.
Poco más se sabe del suceso. Sólo que pasaron la noche en una celda acompañadas de los cinco varones, cantando –o más bien canturreando- canciones de los ochenta. Karamierdanmaiami era un apasionado de los Bee Gees, lo cual enterneció el alma de Sobella Chichilá, que acabó besándole. Guapanui Chochonso encontró a su alma gemela en el quinto policía, un tal Manolo, un poco beat, que escribía en su blog sobre escenas costumbristas del sábado por la noche. Malinda Chichona consiguió que Juan le diera la mano y le besara en la frente, un gran principio. Y Divinal Rechichín se quedó con el cuarto poli, que le enseñó la cicatriz de la pierna derecha y se dejó bautizar por ella como “Patrullero Mancuso El Breva”.
Una escena coral entrañable, un final que nada debe envidiar al del musical Greese, una lección de moral y buenas intenciones en un mundo que parece haber olvidado los conceptos de amor, sexo, fiesta, botellón y pechos al aire. ¡Arriba los culos y las risas!