domingo, 21 de diciembre de 2008

Milagro en la ciudad.

Hortensia se mantiene atenta y mira fijamente la pieza de fieltro que tiene delante, y aunque sólo es capaz de percibir su mitad derecha ha sabido reconocerla como "árbol de navidad". Le explico cómo podemos decorarlo con pinturas especiales para tela.
En seguida propone hacer unas rayas al árbol, y con pintura blanca. Sostiene el bote con su temblorosa mano derecha, mientras la izquierda, que tengo que asistir yo para que no se cierre, sostiene el arbolito de fieltro. Hace rayas horizontales blancas, de derecha a izquierda (!). Le recuerdo los otros colores que también puede utilizar. Los mira, muy atenta, pero vuelve a su pieza de fieltro verde y a sus rayas blancas. Entonces me pide el color de plata y con él empieza a hacer puntitos, repetitivos y sobre la misma zona de la tela. Levanta la cabeza y vuelve a mirar los tres botes de pinturas que tiene delante. Me pide el rojo. Se lo doy. Lo toma en su mano, lo mira, delibera internamente, y lo vuelve a dejar sobre la mesa. Ha decidido que le gusta más seguir con el plateado. Contempla la tela. "Aún faltan bolas" dice convencida cuando se la enseño, desde el lado izquierdo de la mesa donde estoy yo sentada. Continúa haciendo puntitos de plata hasta que considera que puede dar su tarea por terminada.
"Va a ser el más bonito de todos" exclama muy satisfecha al acabar. En el tono de su voz, que no en su cara, intuyo una sonrisa. Pero eso está bien. Yo, boquiabierta y ojiplática, retiro la tela para que se seque y le felicito por lo bien que ha trabajado este día.

Hortensia supera los 70 años y es una de mis pacientes con daño cerebral adquirido. Sufrió una isquemia cerebral en el hemisferio cerebral derecho. La severa depresión crónica y la apatía le impiden iniciar cualquier tipo de actividad. Con suerte participa activamente en los ejercicios de la terapia, eso sí, siempre acompañado de un discurso plagado de exhortaciones y de quejas de que se encuentra mal y que tenemos que terminar cuanto antes para que la ambulancia se la lleva a casa. No sabe en qué día nos encontramos, pero sí que quiere descansar en casa.Hortensia tiene heminegligencia unilateral, es decir que sólo puede percibir la mitad derecha de su entorno, dejando desatendido todo lo que ocurre en la parte izquierda de su mundo. Sólo si se esfuerza mucho es capaz de percibir algo más de la mitad de lo que tiene delante. Su trastorno perceptivo, además, le dificulta saber qué es lo que está haciendo o lo que pretendemos hacer los terapeutas. En ocasiones ni siquiera es capaz de deducir si está sentada en su silla de ruedas o en la camilla, y con frecuencia tiene la terrible sensación de que se precipita al suelo.

Mi sorpresa y alegría por ver a Hortensia tan PARTICIPATIVA, ATENTA, tomando DECISIONES, dando su OPINIÓN y mostrando una SONRISA latente, permanecieron en mi mente durante todo el día y parte del siguiente. Una forma CREATIVA de conectar con el mundo. Ese día vi despertar una parte de la Hortensia que era ella, antes de sufrir el accidente cerebral.

En mi lugar de trabajo TODOS los pacientes han elaborado figuritas de fieltro para decorar el abeto de plástico que hay en recepción. Cada uno con sus ideas y gustos, con sus capacidades, con toda su ilusión. 

8 comentarios:

Chuspi dijo...

Por supuesto que has de sentirte plena y orgullosa de la labor que realizas y satisfecha de los resultados obtenidos.
Dá igual el dibujo que ella haga, o el color con el que adorne cada bolita. Lo más importante es esa sonrisa permanente que ha tenido mientras lo hacía, que jubilosa te la ha regalado.

Ha sido una entrada muy tierna y bonita!!!

Un beso y Felices Fiestas!! ; D

Alberto dijo...

Me emociona encontrar a alguien cuyo trabajo sirve directamente a la sociedad. Harto ya de currar para engordar las cuentas de las empresas. Con solo ese ejecicio de Navidad que hace Hortensia merece la pena celebrar las Navidades. Gracias por tu trabajo! Un abrazo

Sombras en el corazón dijo...

Que estupendo. Aunque me imagino que también hay bastantes días malos, estos ayundan a compensarlos: seguro que sientes una gran satisfacción personal.

¡Felices Fiestas y Feliz Nochebuena!

Un beso

Anónimo dijo...

Preciosa historia... me ha encantado ver el resultado en ese arbolito abarrotado de adornos, el más bonito que he visto esta Navidad.
Espero que estés pasando unas fiestas estupendas.
Besos

Tacirupeca Jarro dijo...

Como TERAPEUTA OCUPACIONAL mi intervención terapéutica se fundamenta en la actividad. En analizar qué capacidades tiene el paciente y qué necesita desarrollar, y encontrar una actividad que le ayude a desarrollarlas, ya sea para mejorar las capacidades cognitivas, físicas o su rol social.
Tengo la suerte de poder decir que me gusta mucho mi profesión.

Chuspi, es verdad que cuando pasan cosas así son para salir radiante del trabajo. Ver cómo hacía cosas que normalmente no es capaz de hacer o no está motivada a hacer, ¡es casi increíble! ¡Un besete y felices fiestas!

Alberto, gracias por tus palabras. Mi gerente, a pesar de dirigir un centro de atención a personas con daño cerebral y una residencia de mayores, sigue teniendo un perfil muy empresarial, y me da mucha pena cuando las personas nos las quiere convertir en facturas. Son puntos de vista radicalmente opuestos. Eres una persona muy sensible, y seguro que puedes encontrar también la labor social de tu trabajo. Un amigo mío estuvo un tiempo trabajando en la construcción. Él se sentía tan satisfecho porque estaba fabricando el futuro hogar de una familia, y los ladrillos los trataba con cariño, y no los miraba como simples objetos y ni su tarea como un trabajo mecánico. ¿Bonito, verdad?
Un abrazo muy fuerte para ti, y espero que pases unas felices y serenas fiestas.

Tacirupeca Jarro dijo...

Sombras, efectivamente estos pequeños avances y alegrías son los que más sentido dan a mi trabajo y compensan otros momentos más difíciles.
Otro beso para ti y feliz año nuevo.

Hola Trinidad, ¿a qué está bonito el árbol? También te deseo unas felices fiestas y una gran entrada en el nuevo año. Besossss.

JUANAN URKIJO dijo...

Es fantástico, Magnolia. No me resultan ajenos problemas como el de Hortensia (por mi propia formación) y sé lo enormemente gratificante que es ver ciertos avances, cuando se trabaja con problemas tan complejos y, demasiado frecuentemente, irresolubles.

Un abrazo, amiga.

Todo está por vivir.

Tacirupeca Jarro dijo...

Otro abrazo para tí, Dédalus. Hay dos cosas que yo he aprendido de mis pacientes. El primero la paciencia, el segundo, a valorar las pequeñas cosas de la vida.
¡Qué grande, verdad?