martes, 29 de julio de 2008

Inteligencia emocional.

Leo el capítulo de Eduard Punset sobre las emociones en "El alma está en el cerebro".
¿Qué pasaría si en el colegio se aprendiera a desarrollar la inteligencia emocional, además de los contenidos académicos correspondientes? Realmente creo que nos ahorraríamos muchos problemas.

Inteligencia. Emociones. Psicología. Escuela. Aprendizaje.

Desde luego (creo que eso está claro) no me refiero a aplicar una psicología pedagógica (mejorar la enseñanza tomando como base fundamentos psicológico-sociales), ni tampoco a "tener un psicólogo" en el colegio. En el colegio donde cursé BUP y COU había un psicólogo (donde hice la EGB la figura del psicólogo ni existía). Su tarea fundamental era pasarnos test de inteligencia -por cierto, ¡que inutilidad conocer el CI!; si es demasiado alto te puede fastidiar la existencia porque se supone que debes hacer un montón de cosas y además todas bien y el nivel de exigencia externo es máximo, si es demasiado bajo puede ser muy frustrante, y si es normal, pues eso, es normal, mediocre, no hay más que comentar-. 
Además nuestro psicólogo también hacía orientación  profesional. Según su estudio personalizado a mí me recomendó estudiar Derecho; no sé por qué entonces terminé estudiando Terapia Ocupacional y más tarde Filología Alemana...
Por cierto, creo plenamente en la figura del Psicólogo en la escuela, pero considero que sus funciones son mucho más amplias de las que acabo de comentar.

La cuestión es que evitaríamos, o al menos mitigaríamos, grandes conflictos personales y sociales si desde nuestra infancia-juventud ya aprendiéramos a identificar y entender nuestros sentimientos, a canalizar correctamente nuestras pasiones, a tolerar fracasos y encajar éxitos; a escuchar al otro y a ponernos en su lugar, a aceptarnos a nosotros mismos.
Todo esto lo aprendemos más tarde, a base de experiencias (no hay otra forma), crisis personales y "palos". Somos autodidactas emocionales (y no nos quito mérito)... Pero las discusiones serían menos traumáticas, los malos entendidos y frustraciones menores, no canalizaríamos la energía en agresividad sino en creatividad, en reflexión o incluso en humor; habría mayor entendimiento, sabríamos escucharnos y converger en la solución de los conflictos.

Eso sí, los laboratorios de fármacos para calmar la mente, psiquiatras y psicoterapeutas tendrían menos trabajo.
Prefiero el cambio.

TODO SERÍA MÁS SENCILLO.

17 comentarios:

Vantysch dijo...

Me siento aludido en este post (será quizás porque soy psicólogo, aunque no domino estos temas).
Según mi opinión lo que podría resultar positivo sería integrar el aprendizaje de las emociones en la formación de los profesores y no realizar el aprendizaje como materia aislada.
Sé que es posible hacerlo porque he trabajado en educativa con niños con problemas emocionales y el aprendizaje de contenidos no estaba reñido con los de personalidad.
Es mi humilde opinión...
Un saludo

Vantysch dijo...

Por cierto, veo que estás leyendo un libro de Murakami. He leído "Tokio blues" y "Al sur de la frontera al oeste del sol". Ambos me encantaron. De hecho dediqué un post (Me gustas como un oso en primavera) a un fragmento del primero. Ya me dirás que tal el que estás leyendo...

Buen gusto :)

Tacirupeca Jarro dijo...

Yo tampoco me imagino el trabajo emocional como materia aislada, pues no tendría ningún sentido para los alumnos. De alguna forma se debería integrar en las asignaturas, dedicar una parte de la clase a charlar, a comentar entre los alumnos, un trabajo especial del tutor de la clase...
En cualquier caso, integrarlo ya desde pequeños, porque luego crecemos y nos frustramos cuando no tenemos aquello que deseamos, o discutimos porque no somos capaces de afrontar nuestros sentimientos y nos dejamos llevar por la visceralidad.
Y creo que la visceralidad es muy humana, no habría que exterminarla, pero ayudaría el poder canalizarla hacia la comprensión mutua en lugar de hacia el sinsentido.

Otro saludo, y flipo con tu tupé. ¡Y eso que yo no he enseñado mis pelos permanentados!

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo, Magnolia, en la importancia de la inteligencia emocional. Hoy día tenemos más tecnología, mayores posibilidades de comunicación y movilidad y, sin embargo, estamos más aislados los unos de los otros. Cada cual en su reducto. Son muchas las personas de las que se puede afirmar que tienen una alta inteligencia... "intelectual" (por decirlo de algún modo) y grandes carencias en la emocional.

Como en tu caso, la psicopedagoga de mi colegio-instituto se concentraba en hacernos infinitos tests sobre inteligencia y orientación profesional. Test que servían de bastante poco. Recuerdo que en uno constaba la siguiente pregunta: "Cómo es tu relación con tus hermanos?". Yo soy hija única, así que le dije que no podía contestar porque eso no se contemplaba; su respuesta fue: "Contesta igual, imagina cómo sería vuestra relación si tuvieras un hermano". Genial, ¿eh? Por inventar que no sea. En los tests de orientación me salió que era casi nula en temas matemáticos y técnicos. Gran sorpresa, teniendo en cuenta que las mates fueron siempre me cruz, aunque las terminara aprobando con nota: en los tests huía conscientemente de toda respuesta cercana a esos ámbitos, y antes de optar por "ingeniero" optaba por escalador del Everest.

No sé cómo debería afrontarse esto en las escuelas, pero sí que sería necesario y nunca aislado. Como dice el refrán: Más vale prevenir que curar.

Unknown dijo...

Magnolia de Acero:

Que bueno encontrar otro lugar donde reflexionar alguna cosa, donde poder fijar la mente y buscar algún sentido y si se puede respuesta y solución de los conflictos por los que atraviesa nuestra vida y nuestro mundo. Por lo tanto, muy bueno que te encontré.

Sobre el post, sobre la inteligencia emocional, siento decir que es imposible explicarle a alguien como comportarse ante la ruptura de un compromiso (amor, amistad), ni que sentir cuando el dolor embriaga al cuerpo a causa de padecer una injusticia como la discriminación, o sentirse con baja estima si las niñas del curso no lo quieren por no calificar en el contexto de moda y belleza del momento, ni de cómo afrontar un fracaso a cualquier escala. Estoy de acuerdo con que debería tratarse en clase, ser comentado por profesores, alumnos y psicólogos todo lo que respecta a la vida del niño, lo que siente, lo que sueña, como afrontar diferencias, violencia, fracasos, irregularidades, y de esta forma descubrir, identificar y entender nuestros sentimientos y de esa forma encontrar soluciones, calmar ánimos en la medida que se pueda, pero mas de ahí no se puede hacer, es como aprender a dar un beso, o mejor dicho, lo que nos pasa cuando damos un beso… todo bien con eso, todos aprendimos la técnica, en películas, en charlas con amigos, hasta hablando con algún profesor, pero hasta que no lo das, hasta que no te das cuenta de lo que significa, de lo que te produce física y mentalmente, no pasa mucho que digamos. Como sabes de la teoría a la práctica hay un mundo de diferencia y de distancia. Pero que hay que hablar todo, hay que hablar, la escuela es el ámbito por excelencia para el aprendizaje, es la base donde se sientan todos nuestros conocimientos, por lo tanto, deberíamos agregarle lo emocional como dices, no tanto porque eso pueda aportar demasiado, sino, para tener por lo menos una guía, una hoja de ruta para no perdernos demasiados. Porque cada alumno debería aprender y conocer todo aquello que lo constituye, no solo de cuestiones académicas debe construirse un plan de estudio.

Odió las drogas para calmar ánimos, anestesiar mentes, pero después de tanto andar por la vida, de ver personas con problemas, de hablar con psicólogos y psiquiatras, hay veces que es necesario dar algún fármaco, sino, es imposible que el paciente salga de su estado, se calme lo suficiente como para poder pensar o actuar para salir del lugar en el que ha caído.

Estoy plenamente de acuerdo con vos con respecto al CI, la verdad que no sirve para absolutamente para nada, esta cuestión de clasificar, de jerarquizar a todos, de demostrar quien es mejor y quien es peor me desespera.

Te dejo un fuerte abrazo, muy bueno el blog.

HologramaBlanco

Raúl dijo...

Yo, que quieres que te diga, ante situaciones emocionales apelo a la resignación. Sé, hasta ahí alcanzo, que todo es educable, pero lo que linda con el aspecto más cavernoso, insondable y ancestral del ser humano, las emociones, es un campo casi divino. Yo que sé, ya digo.

Pd.- De ahora en adelante, o tardo más de dos minutos en escribirte el comentario, o me espararé hasta que suene esta canción que tanto me gusta.

Anónimo dijo...

A mi me habría ayudado seguro...mas que nada por que soy un alma en pena que unos dias cargo con el peso del mundo y otros simplemente quiero pasar por la vida sin mas... soy complicada y si alguien me habria hablado solamente por un segundo de ciertas cosas en la epoca que desarrollas tu persona a lo mejor no veria ahora asi las cosas. Quien sabe!!! Seria algo muy positivo que por una vez alguien te hable claro.

Ojala alguien te escuche....

Besos

Tacirupeca Jarro dijo...

RAYUELA: cuando quieras escalar el Everest me avisas.

Tacirupeca Jarro dijo...

EDGARDO: la escuela y el entorno familiar son las principales fuentes de aprendizaje emocional. Naturalmente las emociones se experimentan viviéndolas, y no se puede explicar y mucho menos entender si no se han vivido.
Pero qué gran avance, si somos capaces de hablar con el niño y reflexionar por qué se enfadó con su hermana, por qué prefirió romper un objeto de casa, por qué encerrarse en la habitación. Dónde están los miedos y dónde las flaquezas y dónde las fuerzas.
Entonces de mayores seríamos más capaces de decir "lo que siento es rabia", "lo que haces me duele" o simplemente "te amo", y el otro poder responder "te entiendo", "¿cómo podemos solucionarlo?", y el otro "gracias, yo también te quiero".
Un saludo

Tacirupeca Jarro dijo...

RAÚL: tampoco creo que haga falta desbridar la mente hasta alcanzar el subconsciente y empezar a regocijarse en él. Lo que se manifiesta con nuestro comportamiento es la punta de un iceberg, pero al menos saber ponerle nombres a los sentimientos ya ayuda bastante a saber dónde está la tierra firme.
La resignación la conozco, pero no funciona en todas las personas, y personalmente no lo comparto (aunque lo entiendo). Para solucionar conflictos yo tengo que zambullirme en la piscina; si hago como que no miro, al final vuelve a aparecer el problema. ¿No crees?

Tacirupeca Jarro dijo...

BRUJA VASCA: muchos de los grandes conflictos interpersonales se originan por antiguos conflictos intrapersonales no resueltos. Es algo normal.
En todo momento lo que hay que observar son qué cosas son REALMENTE IMPORTANTES EN LA VIDA. Y todo lo demás, sobra o es un añadido, y por tanto merece la justa medida atención.
De todas formas, el ser humano tiene la suerte de aprender a lo largo de toda su vida, así que todos estos aspectos aún vamos a seguir aprendiéndolos... básicamente porque la vida nos ofrecerá nuevas situaciones a resolver en cada momento.
Otro saludo por aquí.

Vintage dijo...

No he leido nada de tu post, solo el titulo mañana te leo
Tengo una hija de 5 años
Su inteligencia emocional es indecible, es mas sabia q yo q tengo 41
la envidio

lo prometido es deuda mañana te leo, acabo de llegar de currar

muakkkkkkkkkkkkkkk

la musica preciosa

Rayuela dijo...

La cuestión es que cada vez se habla menos, y menos que menos que las cosas realmente importantes (que a veces son muy pequeñitas y otras muy grandes, pero ambas tienen el mismo valor). En mi familia siempre hemos hablado mucho y seguimos haciéndolo, pero observo otras familias que me rodean y la incomunicación es total.

Lo del Everest... ¡mejor se lo dejo a Jesús Calleja! Lo mío es la torpeza...

Tacirupeca Jarro dijo...

Totalmente de acuerdo, RAYUELA. El gran problema que existe es la incomunicación. Invertimos mucho tiempo en comunicar "absurdeces" y sin embargo muy poquito en lo verdaderamente importante.
Pero es que muchas veces no sabemos siquiera qué es lo que se nos mueve por dentro, e identificar esos sentimientos tampoco es fácil. Aunque creo que hablando y compartiendo pensamientos es la mejor forma de aprender de uno mismo y de los demás.

A las mujeres se nos achaca querer hablar demasiado de nuestros sentimientos. ¿Qué opinas/opináis?

Tacirupeca Jarro dijo...

Bienvenida BOLERO.
¿En qué momento de nuestra infancia empezamos a construir nuestros muros protectores, que luego ansiamos derruir? Una amiga mía tiene dos hijos y flipo con ellos, en cómo manejan sus emociones y reacciones.
Un saludo para tí y tu hija.

Me alegra que te guste la música...

Rayuela dijo...

Es verdad que existe el tópico de que los hombres son poco comunicativos o, al menos, mucho menos que las mujeres. Siempre hay casos y casos y numerosas excepciones, pero... yo sí creo que las mujeres tendemos a hablar más de nuestros sentimientos (a veces incluso demasiado: tantas vueltas al final sólo generan más inseguridad y posibilidades infinitas que ya no se pueden realizar).
Creo que es bueno comunicar, hablar de lo que se siente y se piensa y hacerlo, para empezar, con nosotros mismos. ¿Sabéis la cantidad de gente a la que angustia pasar tiempo a solas? No me refiero a una soledad genérica, sino a horas. Yo, por el contrario, soy más solitaria que gregaria: ha habido momentos en mi vida en que he necesitado más tiempo para mí, pero muy pocos en los que haya necesitado pasar más tiempo con gente (lo cual ha provocado algunas discusiones y malentendidos).
Me gusta hablar de lo que siento; cuando se trata de tema muy personales, con pocas personas; cuando es algo más genérico, con aquellos que saben escuchar.

Tacirupeca Jarro dijo...

También creo que las mujeres hablamos más de los sentimientos, pero porque nos los planteamos a nosotras mismas con más antelación.
En el libro "L'instint de seducció" Sebastià Serrano explica anatómicamente porqué la mujer es más capaz de relacionar hechos con emociones, mientras que el hombre se centra más en las características analíticas de los acontecimientos. Curioso, como mínimo.

Ay, si, y poder disfrutar de la soledad. Y a mí que a veces me acompleja mi necesidad de estar sola, porque se supone que tenemos que estar todos unidos en comunión... ¡Y lo que se puede llegar a disfrutar del silencio!
Te remito al último poema de Camille Stein (pincha en mi lista de descubrimientos), que versa sobre el silencio. Es bellísimo.

Y de momento dejo de hablar.
Un beso