martes, 22 de julio de 2008

24 hour party people


A Ramón le han vuelto a poner la pulsera del mejor de los festivales del verano. No es el Fib ni el Summercase, es el FdH, ¡el FESTIVAL del HOSPITAL!

La densidad de pensamientos aumenta por momentos en la sala de espera de los acompañantes:
¿Qué va a pasar?
Espero que no sea muy grave.
¡A esperar!
Todo irá bien, estoy seguro.
¿Sandwich de atún o bolsa de patatas?
Un mensaje en un móvil. Curiosa melodía. ¿De qué será?
¿En qué están pensando las demás personas?
Me abuuurroooo...
9 - 7 - 3 - 8 - 5 - 4 - 1 - 6 - 2
...
...
...

Y entonces grita el altavoz de la sala: "¡Un acompañante de Ramón D., que pase a la puerta de observación!". Llego a él, nos miramos y sonreímos. Bien, nos hacemos a la idea.
"Lo arreglaremos con polvos de talco", nos dice el Doctor McGyver.

Mientras tanto una paciente descamisonada acecha tras el mostrador de la sala de observación. Le hace un guiño a Ramón y le pide con gestos un trocito del calamar a la romana que tiene para comer. Ramón ya está calculando la trayectoria parabólica del calamar (teniendo en cuenta el sobrepeso de la salsa de tomate) para hacérselo llegar sin que les vean las enfermeras.
Pero la mujer, que tiene los ojos desorbitados, se siente observada desde lejos y sale corriendo despavorida por la sala, con la cincha de sujeción colgándole del tobillo y perseguida por la médica de urgencias. El segurata, un tío con más aires de grandeza que de seguridad y con el pelo engominado hacia atrás, hace unos dribblings y termina abordando a la mujer por el frente. "¡A la cama le he dicho!".
Poco después, el segurata comienza a discutir en el pasillo con un conductor de ambulancias sobre la importancia del color rojo y por qué Najwa Nimri tiene siempre la misma cara. Una cosa lleva a la otra, miradas encendidas, subidas de tono. "¡Yo a este tío lo mato!" grita encolerizado el hombre-que-vela-por-la-seguridad-de-todos.

¡Brrrrr...! ¡Qué escalofríos me entran al oírle!
Como dice Ramón, la locura anda suelta.

11 comentarios:

Vantysch dijo...

Un maravilloso texto... Me ha encantado. Un saludo

Tacirupeca Jarro dijo...

Buf, la sala de espera inspira mucho.
Al menos es algo más creativo que morderse las uñas hasta los bordes o estancarse en el cotilleo fácil de la confianza inmediata que se adquiere casi por obligación con tu compañero de asiento.
¡Desde luego es todo un espectáculo!
Un saludo

Vantysch dijo...

Hola otra vez! Andaba buscando un buen reproductor para mi blog y me he copiado del tuyo jeje gracias! un besete ;)

Raúl dijo...

Y a mí que más allá del singular e importante carácter del edificio, los hospitales, como las estaciones o los aereopuertos, me parecen escenarios de lo más literarios.

Tacirupeca Jarro dijo...

Totalmente de acuerdo. Y con cámara en mano ya ni te cuento. Es para hacer un estudio humano a fondo, especialmente el los hospitales (públicos por supuesto), donde todos somos iguales, igual de vulnerables, y tan terriblemente humanos sucumbimos a la incertidumbre y la impotencia.
Las estaciones y aeropuertos también tienen su qué, pero más enfocado a viajes iniciáticos o huidas, que desde luego evocan tramas más que sugerentes.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario y tu lectura. Gracias, también, por enlazar mi blog. Hice lo propio y coloqué tu vínculo entre los míos.

Recibe un saludo cordial Magnolia.

Camille Stein dijo...

en las salas de espera de los hospitales, y en general en todas las aglomeraciones donde provisionalmente conviven personas tan dispares... donde las locuras se entrecruzan, donde la paciencia y a veces la diversión siempre se someten a duras pruebas

me ha encantado tu texto

un abrazo

:)

Anónimo dijo...

El inefable encanto de lo no cotidiano untado en kefir...

Anónimo dijo...

Lo primero gracias por linkarme, yo he echo lo mismo por supuesto!!!
Y sobre tu relato, he pasado mucho tiempo en salas de espera y dentro de hospitales!!! Por un problema de mis pulmones y son el lugar donde los relojes se paran y los minutos son horas, las horas dias y los dias semanas...

Nos leemos pronto!!!

Besos

Tacirupeca Jarro dijo...

Al inefable anónimo: el kefir sobrevive en leche de soja,y es incluso más suave. Se lo diré a nuestro amigo el intolerante, que es otra opción.
besets

ChelyJR dijo...

Esta entrada ya es vieja, pero no he podido evitar afirmar que estos sitios son muy peculiares una vez que cruzas el umbral siendo literarios e inspiradores.

No me digais que no, sin ir más lejos, el aquí presente se puso a grabar con el movil varias zonas debido a que se lograba unos silencios o murmullos muy naturales para así poder luego componer una canción. Que ahora que recuerdo tengo que componerla... xD