domingo, 3 de agosto de 2008

La elegancia del erizo.

SOY VÍCTIMA DEL DETALLE y esclava de la gramática. Mis sentidos tienden a concentrarse en los diminutos estímulos que le ofrece mi mundo, y me dejo llevar por el gran valor que estas menudencias en sí encierran o que particularmente para mí adquieren.
Disfruto oliendo los objetos y los espacios, me excitan las connotaciones lingüísticas (¿"desdoblar" se acerca más a dividir o a multiplicar?, ¿se puede desdoblar algo que previamente no se ha doblado?, ¿qué relación existe entre escribir, inscribir, adscribir, suscribir, describir, transcribir, proscribir y prescribir, circunscribir?...), me encanta encontrar valores ocultos en imágenes, sonidos, objetos miradas y palabras, me gusta mirar por el objetivo de mi cámara de fotos, dibujar figuras con el dedo sobre la piel, fotografiar el crecimiento de una flor y en general los movimientos lentos...
Puro narcisismo, el que me hace pensar que esto me hace diferente a otras personas, lo sé.

Este libro narra en forma de diario las observaciones de dos intelegentísimas mujeres: una niña de 12 años y la portera del mismo edificio. Solitarias pero espléndidas, las dos describen esas pequeñas cosas de vida que nos ayudan a encontrarle un sentido. 

Aquí empiezo a coser una COLCHA DE PATCHWORK, con estos retazos de "La elegancia del erizo", de Muriel Barbery. En bastantes aspectos me he identificado con el pensamiento de las protagonistas y además, por el momento en el que lo leí, me ayudó a comprender ciertas cosas de mi sentida rareza.

"Por una razón desconocida, soy hipersensible a todo lo disonante, como si tuviera una especie de oído absoluto para las notas desafinadas, para las contradicciones. [...] Y por consiguiente, no me reconozco en ninguna creencia, en ninguna de esas culturas familiares e incoherentes."

"Nunca vemos más allá de nuestras certezas y, lo que es más grave todavía, hemos renunciado a conocer a la gente, nos limitamos a conocernos a nosotros mismos sin reconocernos en esos espejos permanentes. Si nos diéramos cuenta, si tomáramos conciencia del hecho de que no hacemos sino mirarnos a nosotros mismos en el otro, que estamos solos en el desierto, enloqueceríamos. [...] Yo suplico al destino que me dé la oportunidad de ver más allá de mí misma y de conocer a la gente."

"¿Somos acaso civilizaciones tan carcomidas por el vacío que sólo vivimos en la angustia de la carencia? ¿Sólo disfrutamos de nuestros bienes o de nuestros sentidos cuando estamos seguros de que disfrutaremos más aún? Quizá los japoneses sepan que sólo se saborea un placer porque se sabe que es efímero y único y, más allá de ese saber, son capaces de construir con ello sus vidas."

"Todas esas búsquedas, todos esos mundos... ¿Podemos ser tan semejantes y vivir en universos tan distantes? ¿Es posible que compartamos un mismo frenesí, cuando sin embargo no somos del mismo suelo, ni de la misma sangre ni la misma ambición?"

"Pero si se teme el mañana es porque no se sabe construir el presente, y cuando no se sabe construir el presente, uno se dice a sí mismo que podrá hacerlo mañana y entonces ya está perdido porque el mañana siempre termina por convertirse en hoy, ¿lo entendéis?"

"Ay, ay, ay, me he dicho, ¿quiere esto decir que así es cómo uno tiene que vivir su vida? ¿Siempre en equilibrio entre la belleza y la muerte, el movimiento y la desaparición? Quizás estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren."


8 comentarios:

Rayuela dijo...

"Quizás estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren": preciosa frase.

Siempre he pensado que las pequeñas cosas son las que dan sentido a nuestra existencia y me sorprendo y asusto al descubrir la cantidad de personas que carecen de estas pequeñas cosas. Es un tema, quizás, ligado a lo que llamo "ilusión". Hace poco comentaba este tema con alguien: él aseguraba que, con los años, perdemos la ilusión, ésa que nos explotaba de niños. Sin embargo, yo mantengo esa misma ilusión, por otras cosas ahora pero con idéntica intensidad. Tengo momentos en que me apetece saltar (y salto) como cuando era niña, momentos que procuro no exteriorizar ante otros por temor a la vergüenza. Y generalmente los provocan cosas pequeñas. Puede ser encontrar un libro que desconocía o perseguía; puede ser descubrir algo nuevo que aprender, incluso un objeto bello. Me doy cuenta -y me encanta- que a veces miro las cosas como si fueran tesoros. Cosas insignificantes pero que entonces encuentro hermosas, tanto que las miro una y otra vez.

Pero hay gente sin intereses, sin pasiones, sin preguntas. Gente que no sabe cómo emplear el tiempo libre y que, desde luego, nunca lo empleará a solas. Soy feliz cuando leo un libro, veo una película, escucho una canción, cuando intento adivinar los entresijos de un cuadro, cuando aprendo algo nuevo ada día. Entonces es como si fuera una niña adulta, o una adulta niña.

Por cierto, las palabras también a mí me hacen felices.

Y las casualidades, esas divinas maravillosas casualidades.

Vintage dijo...

Bueno, mañana mismo cae el libro
Soy una amante del path, pertenezco a un grupo llamado la colcha de los cien deseos

Este grupo se montó en el año 2003, pocos meses antes q mi amiga Chus de madrid y yo fuesemos a China a buscar a nuestras hijas
El patch, es un arte, es una disciplina matemática, q para mi q no soy de ciencias es tdo un reto
Con él, me suelto, se suelta mi vena artistica, mis dotes de creatividad, mis pensamientos los coso en mis colchas, en mis cojines en mi vida

Así q si este libro te ha gustado ahora te doy otra idea
La pelicula
Donde reside el amor

( mirala pq es una pelicula sobre los sentimientos, a traves de la costura de una colcha de bodas)

muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkk

Tacirupeca Jarro dijo...

BOLERO, ¡muchísimas gracias por la recomendación de la peli, intentaré verla!

Y espero que te guste el libro. No tiene nada que ver con el patch, pero podemos entenderlo como una señal el que yo halla comenzado con este título mi sección de literatura. De hecho, aún sin conocerte, creo que el libro te puede gustar. Ya me contarás.
Me acabo de acordar del libro (y película) "Como agua para chocolate" donde Tita, la prota, también teje una enorme colcha de ajuar en las noches de insomnio, esperando casarse con su amado.

Que chulo lo que cuentas del patch. A mí me encantan las manualidades y mi madre es una estupenda modista. Ella, que es un genio, probó con el patch de forma casual y se hizo un cubrecama precioso. Para mí es una de esas cosas pendientes para más adelante, pero lo llevo en mente. Me encantará ver alguna de tus colchas, ¿quizá tienes algo en el blog?

Tacirupeca Jarro dijo...

Rayuela, sabía que esa frase te iba a gustar.

La verdad es que te imagino perfectamente saltando de alegría por haber encontrado un libro o contemplando un cuadro. :-)
Por cierto, para mí jugar a tu trivia de arte me aporta también esa chispa infantil y también grito por la casa cuando he encontrado la respuesta, ¡¡jajajajajajajaja!!

Y sentir el brillo especial que toman los ojos cuando uno siente esa ilusión también es un tesoro, ¿verdad?
Creo que mantener esa capacidad de sorpresa es el mejor elixir de la juventud.

Oh, si, y las casualidades... qué gran asunto...

Tacirupeca Jarro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Vintage dijo...

No magnolia, no tengo nada en el blog, quiero hacer una entrada hablando de mi otra pasión

Es cierto, no recordaba la escena de la pelicula q dices.

Por cierto te he dicho q me encanta leerte
???¿
muakkkkkkkkkkkkkkkk

Anónimo dijo...

Yo soy de las que creen que cada persona mira la vida con un filtro diferente, lo que para ti puede ser una simple foto por ejemplo yo veo vida, pasión, sentimientos, postura, un enfoque... algo, no una foto y ya esta. Me encanta la gente asi, como te describes, la gente que ve mas alla de la superficie. Que le gusta ver y disfrutar!!!

El libro tiene muy buena pinta, no es de los que suelo leer pero nunca esta de mas que alguien te recomiende un buen libro!!!!

Besos

JUANAN URKIJO dijo...

Creo que no nos conocemos, Magnolia, pero te he visto por ahí, me ha gustado alguno de tus comentarios y, de visita ya, he leído tu anotación sobre este delicioso libro de Muriel Barbery, que leí hace unos meses. Y tu comentario me ha parecido ocurrente. ¿Qué más te puedo decir? Sí: Que, intuyendo un poco tu forma de mirar hacia dentro y hacia fuera, te acerques a ver "Hace mucho que te quiero". Apuesto a que no me equivoco, si te digo que no te defraudará...

Un beso.